Angkor Wat en Camboya. Templo hinduista y uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo. (Foto propia) |
Soy viajera, mis notas y fotografías me hacen regresar y viajar de nuevo por el tiempo. Me gusta explorar, recorrer el mundo para comérmelo despacito, busco tesoros en cada rincón, acertijos dejados en las ruinas que describen grandeza, decadencia y también tragedia, pero lo extraordinario nunca está ahí, sino en el aire que desempolva secretos, en el sol que ilumina caminos, en la tierra donde nuestros pies posan, y en el fuego que nos impulsa a seguir con fuerza. A veces me paro a oler lugares al recordar a mi marido que era francés, el día que me dijo: México huele a maíz y a tortilla. Sentí que lo dijo con desprecio y quise mostrarle que mi país, México, y los mexicanos, no somos solo maíz, somos un taco compuesto de tortilla con aguacate, chile, jitomate, cebolla y cilantro, y que puede llevar nopales, carne o frijoles.
Somos la mezcla de lo que hacemos y eso nos hace
diferentes y únicos, las glorias de nuestro pasado están escondidas en nuestras
costumbres porque usamos el metate y el molcajete para hacer nuestra comida. Le
ponemos mucho amor al ofrecer un taco, sin complicaciones hacemos un festín,
los tacos siempre alcanzan para todos, a veces se arman con sobrantes de comida
del día anterior y se presentan como un nuevo platillo. Hacemos mezclas de
cualquier cosa para convertirlo en taco, aquí no desperdiciamos nada, todo se
integra, los comemos desde la persona más rica hasta el más pobre y todos acabamos
apreciándolos, como al final mi marido lo hizo.
Desde entonces viajo conociendo países,
descubriendo comidas, sabores, y aspirando olores característicos de cada
lugar, trato de caminar ligera en mis viajes, como por la vida, activando
sentidos, despertando a mi alma, experimentando, recordando y evocando mi vida
en otro tiempo. Visitando lugares me transporto a mis otras vidas, que yacen en
ruinas con edificios reconstruidos de diferente forma, a veces comparto con otros
viajeros y me doy cuenta que viajamos como vivimos; muchos, de prisa,
tratando de comerse el mundo de un bocado, sin ver lo maravilloso y divertido
que es el trayecto. Con prisa quieren llegar a su siguiente destino para ver
piedras. Desprecian la mezcla de los olores perdiendo la esencia del
viaje.
Viajar en burbujas impide experimentar más allá de los
sentidos, a mí no me gustan los Tours donde preparan lo que quieren que veamos,
me gusta convivir con la gente, sentarme a su lado, compartir un ademán o a
veces un taco, y su forma de hacerlo.
Mi viaje principal es mi vida. Hoy la transito cada
vez más despacio, mi base está en México, ahí empecé este gran viaje, como el
de todos, trato de no desperdiciar el tiempo. Antes quizás anduve por ahí
corriendo, huyendo, deseando, acumulando, para que al final me dijera la
aerolínea, no puedes subir con todo ese equipaje, y aprendí que cuando
acumulamos demasiado nos cansa cargar…he decidido viajar ligero, con libertad
para moverme cuando sea necesario. Entendí que el equipaje pesado me detenía, con
ello perdía experiencias y me cansaba rápido. He comprendido que al final Nada
me llevaré; solo vine a disfrutar, no a acumular, mucho he tenido que soltar y
respetar los trayectos de otros viajeros...por ahora seguiré caminando y los
veré en el siguiente viaje.
Paula Devorah Herrera
Templo del gran jaguar.Parque nacional Tikal en Guatemala. declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. (Foto propia) |
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