EN EL REINO DE LEÓN



León nos habla recostada desde la meseta observando el devenir de los acontecimientos.
Nos recita versos de colores con sus vidrieras mágicas.
Parece que duerme, pero no es así con tanta actividad como tiene en la calle.
Es una ciudad viva de peregrinos, que sabe celebrar el encuentro de tantos caminos, con sus tapas, con sus vinos de la tierra, ya sea en el barrio Húmedo o en el barrio Romántico, especialmente.
Las calles principales están adornadas con flores con los colores de la ciudad que recuerdan los cuentos y toda ella ofrece los misterios de una época medieval que narran en sus cantares leyendas de tiempos romanos. Las calzadas empedradas, el silencio sugerente que te invita a meditar en el rincón balsámico (como describen las guías) de la plaza del Grano, el pórtico de la eternidad del Panteón de los Reyes en la Colegiata de San Isidoro que tantos recuerdos me trajo de mi profesora de arte del colegio. Podía verla perfectamente impartiendo su clase con diapositivas destacando las maravillas del Pantocrátor.

León fue y sigue siendo sabia. Supo escuchar al pueblo que forma su paisaje, dando lugar a las primeras cortes europeas. Las altas jerarquías, reyes, nobles y clero, se pararon a escuchar las voces de los que trabajaban la tierra y a cambio del esfuerzo de su trabajo, reconocieron por primera vez la inviolabilidad del derecho de propiedad y el derecho a un juicio justo en el que se debían aportar pruebas para la acusación y la defensa. Un gran avance para una sociedad de vidas muy sacrificadas.

El reino de León es el cruce de caminos entre lo antiguo y la modernidad, entre la ruta de la Plata y el Camino de Santiago, entre los montes y los ríos, las iglesias y los pueblos que supieron convivir o la invadieron. Es la conquista del encuentro eterno.
Una bella ciudad de contrastes en el que Gaudí se presta a conversar sobre la fantasía y su contención y en el que escuchar una misa en su Catedral, te hace sentir más cerca de Dios.


Isabel Mendieta Rodríguez

4 comentarios:

  1. Seguro que ha crecido mucho desde la última vez que fui, pero la suma de estilos; gótico, románico, renacentista... modernista, así como el hecho de ser lugar de paso obligado para el camino de Santiago, la convierten en una ciudad de movimiento obligatorio. Gracias Isabel.

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    1. Gracias a ti, queridísima Inma. Ha resultado ser de lo más gratificante la visita. Espero que podamos compartir muchas más, juntitas, mejor

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  2. Hermoso Isabel... Y Gaudí te espera para conocerte :)

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  3. Cuánto arte, cuánta historia contienen esos senderos, esas piedras. Otra asignatura pendiente.

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