FOTOS PROPIAS |
Hay
países que se quedan en los bolsillos, escondidos entre la tela púrpura del
alma y la piel de las horas que se alargan indelebles. Liberan sustancias
milenarias y volatilizan sus activos naturales, dosificando un efecto memoria
que se espolvorea, caprichosamente, de vez en cuando, y sin avisar.
Lluvia de
estrellas; lunas de oriente, escorpiones encerrados en capsulas de vidrio,
dunas movedizas que ondulan a su antojo el paisaje, hombres azules, alfombras
multicolores tejidas por manos desabridas pero afables. Tenaces palmeras que
rozan el cosmos y alargan sus ramas, deseosas de abrazar cielos donde perduran
estrellas privilegiadas de luz.
Tamerza y
su gran cascada permanece en la lingüística de un sentimiento de paz
imperecedero. La belleza lejana de La Cordillera del Atlas. El
tren Lezard Rouge llegando hasta Tozeur, todo un
símbolo colonial que durante años estuvo abandonado, pasea por un cañón de
colores rojos o garganta de tierra seca, desplazando a sus viajeros a otras
épocas, como si de un sueño se tratase, en un mítico y balanceante recorrido.
Los
dientes de niños pobres sonríen como si fuesen ricos, córneas sabias que antes
fueron rosas del desierto. Dátiles que se reparten en cestas, ofrendas valiosas
de dulzor inigualable, pestañas curiosas que se balancean sobre azabaches de
cristal, comisuras dulces de sonrisas.
Sin prisa
en la estación, sin prisa en el camino, que la prisa mata, como diría mi amigo
Zhuair. La vida que te lleva, la que va contigo y que allí dejas
para siempre, la parte que renace y que recuerdas después como resorte de
memoria.
Pedí deseos frente al Lago Rosa de sal, “Clott El Djerid”, inmensidad
sobrenatural, capaz de liberarte de cargas y de curtir el alma de inmortalidad.
Chebika es
contar un cuento, es un oasis revivido después de entender la existencia de la
palabra espejismo. Presenciar el fenómeno es magia y no existe gramática que
pueda poner orden a tales emociones.
Todo es
silencio aunque escuchas tu propia voz, el diálogo interior que te
acompaña con sus propios ríos y cascadas. Matmata, casi en las
puertas del desierto del Sahara, árido, lunar, de cavernas
trogloditas milenarias que, construyeron para escapar de las inclemencias del
tiempo. Submundos bellos, formas de vida agradecida y hogareña, colchas de
colores sobre camas de broza que a metros de profundidad parecería imposible
que estuvieran ahí.
El sol
crepuscular penetra en la atmósfera y sus rayos se dispersan, provocan unos
efectos de luz de inigualable belleza, que subyugan el espíritu y que dictan
mensajes, pero también suscitan preguntas existenciales. Hammamet o ciudad
de los jazmines, collares con la materia prima de sus flores, mar mediterráneo
que emborracha de azul su piel costera. Llegar a la ciudad de Douz y
tomar té de menta es un placer para los sentidos; dulce, caliente, aromático, y
a la vez refrescante. Curiosamente, el calor del cuerpo toma como referencia la
temperatura del exterior, si nuestro cuerpo eleva su temperatura, la diferencia
entre la interior y exterior será menor, y la sensación de calor disminuirá.
Placeres sencillos de una vida sencilla.
Desiertos
y playas, montañas y oasis; monumentos romanos con bellos museos, antiguas
medinas, murallas que encierran mezquitas, zocos y cafés, donde la vida
transcurre como hace cientos de años.
Un
impresionante palmeral de miles de palmeras es la mejor forma de disfrutar de
la sombra, hasta llegar a la primera duna.
¿Cuántos
misterios esconde el desierto? Refracciones, temperaturas, nacer, morir,
comienzo, fin. Pueblos, lugares de África que están en
el origen de la vida. Ella sabe quienes somos; somos parte de la misma
inmensidad, de la sobrenatural naturaleza, somos parte de la piedra, de la sal,
el agua, del sol, la luna, las estrellas, y los siglos.
Amanda Gamero
Hermoso texto y fotos, me dejas con ganas de llegar. Gracias
ResponderEliminarTe conozco Mónica, estoy segura que quieres llegar hasta allí.
EliminarQué bien lo cuentas, Inma. Es una crónica que lleva el sello de la escritora y poeta, doblemente apreciada tu guía por relatarla como lo haces
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