Desde Santa Pola, Alicante, cogemos un Ferry hacia la isla de
Tabarca.
Navegamos veinte minutos en aguas transparentes a una isla que carece de árboles y de protección contra las inclemencias del tiempo, pero que no por ello es menos bonita. En invierno, me comenta la guía, que apenas cuenta con cuarenta y ocho habitantes, y, en verano, es un escándalo el número de visitantes.
Navegamos veinte minutos en aguas transparentes a una isla que carece de árboles y de protección contra las inclemencias del tiempo, pero que no por ello es menos bonita. En invierno, me comenta la guía, que apenas cuenta con cuarenta y ocho habitantes, y, en verano, es un escándalo el número de visitantes.
Los arbustos de baja altura, sorprendentemente verdes y robustos,
recorren sus colinas para abrirse a pequeñas calas de piedras recubiertas de
algas, que ya secas, conforman pequeñas playas. Resulta algo difícil bajar a
algunas de ellas, pero una vez allí os aseguro que merece la pena haber
padecido de las "chinas" que se meten entre los dedos y recovecos de
los pies.
El agua es cristal puro, transparente y fresca; se agradece en pleno
y tórrido mes de agosto. Aún así, a veces te encuentras con zonas calientes,
también con esas pequeñas plantas marinas agarradas a las rocas, y con abundancia
de peces. Un baño supone compartir espacio con ellos, lo cual también se
agradece, eso, y no encontrar otras “cosas” contaminantes.
Me dicen que Tabarca
quedó abandonada muchos años, por la crisis, y por su difícil acceso (hasta de
agua corriente deben abastecerla), pero que ahora están rehabilitando zonas
como la iglesia. Van despacio y quizás lo más urgente sea proteger el lecho
marino que, debido a la gran afluencia de turistas se está deteriorando a pasos
agigantados. Las calles y casas me recuerdan en cierto modo a las islas
griegas, coloridas y luminosas, pero hay que seguir rehabilitando y cuidando.
Aunque había bastante gente, mereció la pena la visita. Hay pequeños paraísos
cerca de casa.
Rosario Álamo
Apetece conocer esa isla tan cercana, esencia de lo que representa el Ave Fénix de una pequeña parte de tierra en medio del mar.
ResponderEliminar¡Y bañarse allí, entre los colores tan frescos!
ResponderEliminar: )
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